EL SILENCIO DE LAS ESCRITURAS
El Nuevo Testamento no dice nada acerca de rociar bebés, orar a María, encender veladoras por los muertos, o usar instrumentos de música en la adoración de la iglesia. La Palabra del Señor guarda silencio acerca de estos asuntos. La mayoría de la gente religiosa, incluyendo a las iglesias cristianas, entienden la fuerza del silencio con respecto a los primeros tres asuntos mencionados, pero tienen gran dificultad en aplicar el mismo principio al uso de instrumentos musicales en el culto. En ese momento, sugieren que simplemente signifique “indiferencia divina”, esto es, que a Dios no le importa una manera u otra. Pero si las Escrituras guardan silencio acerca de un asunto, significa simplemente que no hay autoridad divina.
La respuesta acostumbrada es, “¿qué hay acerca de los himnarios?” Las escrituras guardan silencio acerca de usar un himnario, por lo tanto, se asegura que los himnarios no están autorizados. La misma línea de pensamiento se propone acerca de los micrófonos, luces eléctricas, y cualquier otro dispositivo que los defensores piensan justificará el traer un instrumento al culto. La amonestación es a cantar (Efe. 5:19; Col. 3:16). Cualquier cosa que uno haga para obedecer el mandamiento, está incluida en el mandamiento siempre que no añada o subvierta el imperativo divino. Si alguien usa un himnario, todavía está cantando. Si alguien usa un micrófono, todavía está enseñando. No hay nada acerca de las luces que añada algún nuevo elemento a la adoración. Pero cuando uno añade el instrumento musical, le ha añadido al mandamiento. Ahora, no solo está cantando o haciendo lo que la Escritura instruye. Ha introducido un elemento nuevo, un tipo de música diferente. Cantar con un himnario todavía significa cantar y todavía hacer lo que la Palabra del Señor ordena; pero cantar con acompañamiento musical es más que cantar, más de lo que la instrucción divina imparte, y más de lo que la Biblia autoriza. El intento de introducir el instrumento musical por la puerta de la conveniencia simplemente no funciona. Implica el introducir un tipo de música diferente al que está autorizado.
Algunos creen que “callar donde la Biblia calla” significa que no podemos decir nada si la Biblia calla. Si decimos algo, estamos hablando donde la Biblia calla. Por lo tanto, puesto que estamos de acuerdo en que la Biblia calla acerca del instrumento musical en el culto de la iglesia, afirman que no podemos decir nada acerca de la práctica porque debemos “callar” donde la Biblia calla. De todos los reclamos absurdos y alegatos jamás publicados, este tiene que ser uno de los peores. Manifiesta que uno no comprende el significado de callar donde la Biblia calla.
Hace casi sesenta años, en su libro, Popurrí sobre la Cuestión de la Música, G. C. Brewer contestó esta evasiva. Dijo: “Callar significa que dejaremos de practicar donde la Biblia deja de enseñar; que nuestra práctica en asuntos de religión esté limitada por la Palabra de Dios, restringida por la revelación divina. Esto es lo que el lema significa, como todos deben saber; y, por lo tanto, la persona que introduce algo en la adoración que la Biblia no autoriza, es el que está hablando donde la Biblia calla – está practicando algo para lo cual no tienen autoridad bíblica”.
Si esta perversa construcción fuera correcta, uno nunca podría decir nada en contra del rociamiento infantil, las oraciones a María, o el encender veladoras por los muertos, porque la Biblia calla sobre esos asuntos. Como el hermano Brewer afirmó, “De la misma manera, seguramente nadie supondría que callar donde la Biblia calla significa que no podríamos predicar en contra de prácticas no bíblicas”. Aparentemente, esto es lo que algunos piensan o al menos lo que esperan imponer sobre otros.
Hablemos donde la Biblia habla y callemos donde la Biblia calla. Para hacer eso, por supuesto, primero debemos entender lo que significa. Algunos han intentado proclamar el principio y no han entendido su significado.
El Silencio de las Escrituras, Documento en PDF, 48 Páginas Tamaño Carta.