GUÍA PRÁCTICA DEL DENOMINACIONALISMO
“Una Guía Práctica del Denominacionalismo”. Este es un tema importante y significativo. Con frecuencia, alguien planea estudiar la Biblia con algún miembro denominacional. Sería útil leer una discusión de la historia, origen, fundamento, y enseñanzas de ese particular movimiento antes de sentarse a estudiar con un individuo que ha sido adoctrinado en esa tradición. Para ello, hemos adoptado el formato de tratar tanto con la historia como con las doctrinas de diferentes denominaciones. Creemos que será interesante conocer la historia y trasfondo de un movimiento, al igual que sus enseñanzas características. Recuerde, también, que muchos miembros denominacionales no están conscientes de su propia historia. Algunas personas se dan cuenta que el denominacionalismo, como lo conocemos hoy, por lo general, tiene menos de cinco siglos de existir.
La mayoría de la gente parece escoger su filiación religiosa por causa de la familia o la tradición, localización, programas, actividades, beneficios sociales, o, en algunos casos, por razones financieras o de negocios. Algunos nunca han conocido nada más. En otros casos, nunca se les ha ocurrido cuestionarse lo que son o lo que creen. Algunos parecen saber o entender mucho acerca de la historia de su propio cuerpo denominacional. Otros quizá se sorprenderían de enterarse que su denominación tiene menos de cinco siglos de existir, que no fue establecida por Jesucristo, o que enseña doctrinas que no se encuentran en la Biblia. Nunca se han preocupado por investigar.
Martín Lutero dijo: “Pablo no permitiría que se llamaran paulinos, o petrinos, sino cristianos. ¿Cómo consentiría yo – pobre y maloliente saco de gusanos, que se llamara a los hijos de Dios con mi nombre impotente?” ¡Cuán triste es que los seguidores de Lutero no pusieran atención a su urgente súplica! Pero lo que dijo Lutero puede ser dicho de cualquier hombre: “No se llamen según mi nombre”. Los discípulos fueron llamados cristianos por primera vez en Antioquía (Hch. 11:26). Además, los hombres deben amonestar: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Cor. 11:1).
En el día de Pentecostés, cuando Pedro se dirigió a la multitud, ellos clamaron, “Varones hermanos, ¿qué haremos?” Pedro contestó mandándoles a que se arrepintieran y fueran bautizados en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados (Hch. 2:38). Los que recibieron su palabra fueron bautizados, y allí se añadieron cerca de tres mil almas (Hch. 2:41). Nadie pretende, y nadie cree, que se unieron a alguna denominación, particularmente alguna denominación humana, porque no existía ninguna. Eran miembros del cuerpo, la iglesia, el reino del Señor (Col. 1:13). Y ahora, dos mil años después, ¿qué deben hacer los hombres? Nuestra respuesta es esta: Si el Nuevo Testamento es nuestra guía, y si queremos seguirlo, debemos hacer lo que ellos hicieron y convertirnos en lo que ellos se convirtieron. Oyeron, creyeron, obedecieron la verdad, y se convirtieron en hijos de Dios, miembros de la iglesia, sin unirse a ninguna denominación. Aquí está la clave: podemos creer y obedecer, como lo hicieron ellos, y convertirnos en miembros de la iglesia revelada en las páginas del Nuevo Testamento, sin unirnos jamás a una denominación, aceptando un credo humano, o llevando un nombre sectario. Seamos solamente cristianos.
GUÍA PRÁCTICA DEL DENOMINACIONALISMO Documento en Formato PDF, 44 Páginas Tamaño Carta.